Se dice de Tazones, que fue el puerto que enamoró a Carlos V. Unico puerto asturiano que puede presumir de su cáracter imperial por formar parte de las rutas de Carlos V en Europa. Este pequeño y acogedor puerto situado en las inmediaciones de la Ría de Villaviciosa fue lo primero que conoció Carlos V en su primer viaje a la Península Ibérica.
En un recorrido por sus calles se pueden admirar las antiguas casas de pescadores, llenas de color y regadas de un aroma inconfundible, el del mar Cantábrico. Puedes sentarte en sus animadas terrazas y degustar esos exquisitos manjares del Cantábrico, seguro que te irás con un buen sabor de boca.
Al atardecer puedes darte un paseo por el Faro de Tazones, en la aldea de Villar. Este faro está en funcionamiento desde 1864 y fue electrificado en 1928, se dice que es uno de los mejor conservados de todo el litoral asturiano.